EUROPA
PRESS
29 enero
2017
El suelo pélvico es un conjunto de músculos, ligamentos y tejido
de sostén que envuelve a los órganos del interior de la pelvis manteniéndolos
en una posición correcta y facilitando su correcto funcionamiento.
Los
músculos del suelo pélvico ayudan a la estabilidad y el equilibrio de la pelvis
y la columna lumbar, por eso cuando se debilita o sufre alguna lesión, por
ejemplo durante el embarazo, el parto, la menopausia, o tras cirugías o
enfermedades que afecten a los órganos pélvicos, pueden aparecer problemas de
incontinencia urinaria, prolapsos de órganos pélvicos, problemas de estabilidad
de la columna lumbar, dolor pélvico, dolor durante las relaciones sexuales,
falta de control de los gases o incontinencia fecal.
"Problemas
que aunque no son vitales pueden afectar en gran medida a nuestra calidad de
vida", explica la doctora Carolina Walker, especializada en la prevención
y el tratamiento de la incontinencia urinaria y fecal, prolapsos y dolor
perineal del Hospital Quirónsalud Sur.
La
experta recuerda que la prevención es la primera estrategia para evitar los
problemas de suelo pélvico. Así, el embarazo, el periodo postparto y la
menopausia son "momentos clave" para evaluar cómo se encuentra
nuestro suelo pélvico e incorporar hábitos saludables que nos ayuden a evitar
estos problemas.
"Ejercitar
los músculos de suelo pélvico y evitar el sobrepeso, el estreñimiento o los
deportes de alto impacto son medidas eficaces para la prevención de la
incontinencia urinaria o los prolapsos", señala.
La
experta recomienda que se acuda a una unidad de suelo pélvico, sobre todo las
mujeres en periodo de riesgo para el suelo pélvico, es decir, mujeres
gestantes, en periodo postparto o en la menopausia, todas las mujeres que no se
encuentren en estas situaciones pero que presenten problemas de pérdidas de
orina, falta de control de gases o heces, sensación de pesadez, bulto o
debilidad en la pelvis y/o dolor, dolor en relaciones sexuales o dolor pélvico
frecuente al estar sentada o de pie.
Por
otro lado, también es aconsejable para las mujeres que deban someterse a
cirugías por histerectomía o cirugías por prolapsos graves deberían realizar un
programa pre-postquirúrgico para reducir los riesgos de complicaciones
postoperatorias y ayudar a prevenir a largo plazo. Por último, mujeres que han
sufrido de un cáncer (cérvix, útero, recto o vejiga) también es posible que
tengan afectadas las estructuras de suelo pélvico y sería recomendable realizar
al menos una evaluación y medidas preventivas.
En
cuanto a los hombres, "aunque la incidencia de problemas de suelo pélvico
es mucho más reducida que en las mujeres", también pueden sufrir de
pérdidas de orina tras cirugías de próstata o problemas de falta de control de
heces tras cirugías de cáncer de recto y por supuesto, también pueden presentar
dolor, dolor perineal asociado a la erección o a la eyaculación o dolor pélvico
al estar sentado o mantenerse de pie mucho tiempo.
A la
hora de evaluar el suelo pélvico se observa el estado de los músculos
(integridad, flexibilidad, fuerza, resistencia y tono muscular), del tejido de
sostén y la estabilidad de los órganos pélvicos. "A partir de la
evaluación exhaustiva de suelo pélvico podremos determinar las técnicas de
tratamiento fisioterápico más adecuado", afirma.
¿QUÉ
OPCIONES DE TRATAMIENTOS HAY?
Según
destaca la doctora Walker, la primera línea de tratamiento de los problemas de
suelo pélvico es la fisioterapia, y así se establece en todas las guías
clínicas nacionales e internacionales sobre este tema.
Dentro
de las técnicas de fisioterapia, el entrenamiento de los músculos de suelo
pélvico suele ser la técnica más utilizada en la mayoría de los pacientes,
aunque no la única ya que depende siempre de la evaluación de cada caso. Entre
otras técnicas utilizamos el biofeedback, la electroestimulación, la diatermia,
técnicas miofasciales y más recientemente técnicas mínimamente invasivas como
es la electrolisis percutánea intratisular.